Otra vez Medellín desde arriba. Sigue creciendo.
Desde aquí arriba se divisa la contaminación que causa el clima, y la ciudad que palpita.
Como decía Gonzalo Arango: "Oh, Medellín!"
Los teléfonos rojos son gratis. Duran de 1 a 2 minutos. Y puede colgar y volver a llamar.
El centro del Valle de Aburra.
Y Medellín vista desde el Mirador del Lago se ve preciosa, inofensiva.
Y su cielo poderoso, bello, joven.
Mientras subíamos una de esas calles empinadas del centro de Bogotá,
Y se ve el centro, y las cúpulas y el horizonte de la sabana, y no se sabe si el cielo esta muy azul o muy gris,
Hay una mula esperando al dueño, 
Y se ve calle abajo, vistas de una ciudad construida en el tiempo, años y epocas encima. 
Y la inmensidad y los humos de una ciudad moviéndose todo el tiempo, llena de energía. 
El C.C. Vizcaya, sirve para ver cine en una sala grande para vos solito, y para caminar por un centro comercial sin niños, sin gente, sin viejitos, y también sirve para ver a Medellín. Ah! Y para parquiar carros cuando se está farriando en El Lleras.
Otros disparos con la cámara desde arriba a Medellín. Esta vez íbamos bajando.
Medellín abajo, con esa capa gris, y con sus casas de ladrillo amarillo nos esperaba.
La selva de cemento, llena de carros, humo, estres, violencia, eso nos esperaba.
Paramos el carro. Pocas veces nos animamos, pero siempre queremos hacerlo.
Recién bañaditos, salimos a trabajar. Miramos la comuna, y pensamos en todo, y comenzamos a bajar a la ciudad limpia y amable.
Medellín estaba fría, y la verdad, nosotros también. 
Tres tomas desde mi nueva vista.
Ahora vivo en Villa Hermosa, un barrio en el Centro Oriente de Medellín.
