Y la lluvia que siempre acompaña a los motociclistas.
y después de saltarse varias montañas, merezco comer alguito.
Ahí despuecito del peaje de Santuario, autopista Medellín-Bogotá, ahí fue donde me detuve a comer.
Mientras las empanadas estaban, llegaba más leña, y hablaban de los problemas familiares.
Ñam, ñam, ñam!

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