Llegamos temprano pero se demoró mucho para empezar. Mientras los habitantes de los alrededores se arreglaban para el parche de la noche, otra vez el circo, el mismo circo que no se va pero que tampoco mejora.
El escenario prometía poco. Pero un circo humilde, ofrece son puras promesas y certezas de una realidad. Escasez y charruras al maximo.
Malabares algunos, uno poco cree, pero era divertido ver, que todos en silencio veían expectantes algún movimiento en falso que la hiciera caer después.
Y luego los circos, con chistes malos y viejos. De voz chillona y aguda, de trajes gastados y microfonos ruidosos. Eso es ir a un circo pobre. Sonreir con lo sencillo, con lo escaso, con lo desteñido y simplón, con lo que sonríe la gente normal.
Para ver mas del circo un video.
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