
Ir al estadio. Frase de papá.
Yo fui por primera vez al estadio Atanasio Girardot, por allá en el año 91.
Me acuerdo que Asprilla metio dos golazos.



Esta vez, en el año 2008, vine con mis primos, con mi hermano, y Ana María, que era su primiparada futbolera.








Nacional Versus Pereira, pero antes la fiesta del hincha verde. Ahí me encontré los cánticos y los amigos que ya había dejado atrás. Poguie, cante, me alegre.

La sensación es multitudinaria. Es genial. Si sos viejo, te revitaliza. Si sos joven, te vuelve el rey del mundo.


Silvar con cuando salen unos, gritar cuando salen los otros.

Se descuelgan banderas y te tapan el cielo.

Inicia el partido, y dependiendo del día, de los jugadores, y algunos dicen que de Dios: ganas o pierdes.

Mierda! Hoy fue perdida.

Y en el entretiempo, como buenos paisas, le metemos, de nuevo, diente al fiambre.


Jugada tras jugada.

Y sufrimientos tras sufrimientos.

El domingo próximo, con mi banderita, vuelvo.