Estan montados en lozas desnudas, echando el cemento, los hierros, los hombres que construyen.
Ellos son los anónimos que todas las mañanas cargan, echan pala para construir esta ciudad de cemento. Una ciudad que crece sin control, que se come las montañas y que quiere llegar al cielo.
domingo, 23 de agosto de 2009
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